Y mientras cree tocar enardecido
El oro aquél que matará la Muerte.
Dios, que sabe de alquimia, lo convierte
En polvo, en nadie, en nada y en olvido.
Jorge Luis Borges. El alquimista
Castro Prieto, uno de los mejores representantes de la generación de fotógrafos españoles surgida en los años ochenta, ha rescatado de entre sus fotografías un repertorio de imágenes pertenecientes a distintas series como Extraños, Paisajes imaginarios o Cespedosa. Y como si de una baraja de naipes se tratara, los ha repartido por las paredes de la galería para componer Vanitas, un gabinete de arcanos misteriosos tras el que se intuyen la certeza de la muerte y la fragilidad de la vida, siempre con un cierto toque de ironía y humor con el que parece querer despojar de transcendencia a tan abismales asuntos. Su obra transita por los espacios personales y familiares de su infancia con una mirada autobiográfica con la que explora las huellas latentes de la memoria y subraya los aspectos oníricos y literarios de la vida cotidiana.
En su vocación alquimista, Castro Prieto ha convertido el confinamiento obligado por la pandemia en una oportunidad para explorar las posibilidades del oro en el positivado de sus obras. En blanco y negro, aplicando capas y capas de gelatina de plata sobre vidrio y, tras ellas, oro de 24 quilates. Y, en color, con tintas minerales sobre acetato. La utilización del áureo metal le ha permitido resaltar el valor simbólico y alegórico de estas Vanitas de desvaríos y luces fugaces pobladas de personajes extraños y fascinantes. El resultado, un poema visual y un alarde técnico de este gran fotógrafo y virtuoso del cuarto oscuro.
Castro Prieto ha sido galardonado con numerosos premios, como el César Vallejo 2001, el Premio de Fotografía de la Comunidad de Madrid 2003, el Bartolomé Ros de PhotoEspaña 2002, o el Premio Nacional de Fotografía en 2015. Su obra está presente en un gran número de colecciones internacionales privadas e institucionales.
Castro Prieto is one of the best representatives of the generation of Spanish photographers that emerged in the eighties and he has rescued from among his photographs a repertoire of images belonging to different series such as Extraños, Paisages imaginarios or Cespedosa. This way, as if it were a deck of cards, he has distributed them on the gallery walls to compose Vanitas, a cabinet of mysterious arcana behind which the certainty of death and the fragility of life are intuited, always with a certain touch of irony and humor with which he seems to want to deprive such abysmal issues of transcendence. His work travels through the personal and family spaces of his childhood with an autobiographical look with which he explores the latent traces of memory and underlines the dreamlike and legendary aspects of everyday life.
In his alchemist vocation, Castro Prieto has turned the confinement forced by the pandemic into an opportunity to explore the possibilities of gold in the printing of his works. In black and white, applying layers and layers of silver gelatin on glass, followed by 24-karat gold. Also, in color, with mineral pigments on acetate. The use of the golden metal has allowed him to highlight the symbolic and allegorical value of these Vanitas of ravings and fleeting lights populated by strange and fascinating characters. The result, a visual poem and a technical display of this great photographer and genius of the darkroom.
Castro Prieto has been awarded numerous prizes, such as the César Vallejo 2001, the 2003 Community of Madrid Photography Prize, the 2002 Bartolomé Ros de PhotoEspaña, or the 2015 National Photography Prize. His work is present in a large number of private and institutional international collections.
En colaboración con el Ayuntamiento de Madrid.