La curiosidad, ese atributo tan poderoso en la personalidad de Isabel Muñoz (Barcelona, 1951), es la que impulsa a esta mujer, fotógrafa apasionada y sensitiva, a indagar sobre los orígenes del mundo y de los seres que lo habitan. Las respuestas que obtiene a través del espejo de sus cámaras no hacen sino generar nuevas preguntas, en un continuum que la ha llevado a recorrer buena parte del planeta. Un trabajo que se traduce en imágenes siempre bellas, aunque muchas veces perturbadoras, con la estética visual, la sensualidad, la ambigüedad y la fragmentación como elementos nucleares. También ha hecho suyo el compromiso con el medio ambiente, condición indisociable de su profundo interés por el género humano. En sus más de cincuenta años de trayectoria, su obra se ha expuesto en los principales museos y centros de arte de todo el mundo.

Una nueva historia nos sitúa en el décimo milenio antes de nuestra era, ofreciéndonos perspectivas inéditas sobre las primeras sociedades agrícolas que se asentaron en la Anatolia turca, cerca de la frontera con Siria. Mediante un espléndido repertorio de fotografías captadas sin otra iluminación que la luz del firmamento y unas rudimentarias antorchas eléctricas, Isabel Muñoz nos hace partícipes del potencial simbólico de las misteriosas estructuras encontradas en los yacimientos arqueológicos de Göbleki Tepe, Karahan Tepe, Nevali Çori y Sayburç… ¿pudiéramos hallarnos ante las primeras construcciones sagradas de la humanidad? Lo que sí parece deducirse de estos descubrimientos, tal y como indica la arqueología, es que el Neolítico no fue únicamente una transición de la economía predatoria y nómada a la existencia sedentaria, agrícola y ganadera, sino también un cambio radical en el pensamiento humano.

Las excavaciones han dejado al descubierto refinados relieves de animales y de seres mitológicos. También, colosales figuras antropomórficas, esculpidas y labradas todas ellas por nuestros antepasados, arcanos misteriosos de una civilización que nos precedió miles de años atrás y que quedó enterrada durante siglos – ¿de manera premeditada? – para reaparecer en nuestros días y revelar complejas formas de organización social, ceremonial y cultural.

Esta exposición nos ofrece la posibilidad de situarnos ante el remoto escenario de nuestra civilización y tratar de escuchar sus relatos de la mano de Isabel Muñoz: “La fotografía es mi forma de expresar emociones, de contar historias para que otros seres humanos conecten, a través del arte, con lo que no ven, con los sueños. Las historias que no se cuentan se las lleva el olvido”.

Blanca Berlín

Comisaria