El pincel del hereje
Alberto Ros
27.03.21 – 22.05.21
La sociedad del siglo XXI ha creado sus propios canales de acoso y descrédito, mostrándose muy eficaces en la acusación, juicio y lapidación de los neo-herejes, personas que por su sexo, raza, forma u opinión se convierten en diana de críticas, amenazas o burlas, tanto en redes sociales como en su entorno. Sólo como dato, 7 de cada 10 jóvenes declaran haber sufrido algún tipo de acoso, lo que pone de manifiesto la efectividad de estos canales y la crueldad de la naturaleza humana. En esta era digital, las prácticas inquisitoriales en la red se expanden utilizando la tecnología para inocular el virus del odio y la vergüenza, amparadas en el anonimato y utilizando técnicas como el ciberbullying o el sexting. Y es que todo vale para la caza del neo-hereje. La frase “le han colgado un sambenito” es ahora tan válida como cuando se puso en práctica por la Inquisición, siendo hoy un sambenito digital perpetuo en la red sin derecho al olvido.
En el Siglo XIV, en plena caza de brujas, se escribe el Manual de Inquisidores donde se describe por primera vez el saco bendito, una túnica en forma de escapulario sobre la que iban pintadas llamas y diablos para los pecados más graves, y aspas de San Andrés para los reconciliados. Estos sacos se usaban para identificar a herejes y pecadores y debían ser llevados por los condenados en un atroz recorrido a modo de acto de fe, un espectáculo de escarnio público que llevaba al reo hacia la redención en unos casos y hacia la hoguera en la mayoría. Una vez ejecutado el penado, el saco bendito se colgaba en iglesias para deshonra del penitente y la de su entorno. El nombre derivó en sambenito, palabra que se utiliza en la actualidad para “marcar” a una persona a la que se le presumen vicios, pecados o simplemente, porque es diferente o no es del agrado de alguien. Basta con un mensaje de WhatsApp o un post en Twitter para encender la mecha. El Pincel del Hereje trata de reflexionar sobre las consecuencias de esta neo-Inquisición: soledad, aislamiento, humillación… un viacrucis al que son condenadas las víctimas de la injusticia social. Los diferentes personajes de las fotografías son intervenidos con tinta china y/o acrílico como metáfora de su estigma y del acto de fe al que son sometidos. El título de la serie hace referencia a las marcas con las que se ha segregado a lo largo de la historia, pero también a la técnica utilizada, el Marrón Vandyke, un proceso fotográfico que se realiza con brocha.
El proceso
Las copias químicas se realizan en laboratorio con la técnica de Marrón Vandyke, inventada en el S.XIX por Sir John Herschel, que emplea el citrato férrico junto al nitrato de plata y el ácido tartárico para sensibilizar el papel, proporcionando imágenes en tonos ocres y marrones. Forma parte de la familia de procesos Ferro-plata y durante muchos años se le llamó Calitipia aunque en la actualidad son dos procesos que se tratan por separado.
La técnica
Con una brocha Hake (brocha japonesa de pelo de cabra cosido a la madera), se extiende la emulsión sobre el papel. Tras la sensibilización, se superponen negativo y papel y se exponen a rayos ultravioleta en una insoladora, oxidando el hierro y la plata según la densidad del negativo. Esto se conoce como copia por contacto. Una vez expuesta la copia, se revela sumergiéndola en agua y posteriormente se fija usando tiosulfato. Se lava meticulosamente y se deja secar. El resultado es una copia de gran belleza, extraordinario detalle y gradación, con tonos ocres que se funden con el grano del papel acuarela, haciendo de cada copia un original, algo diferencial en esta era digital. El papel utilizado es 100% algodón producido de forma artesanal en molinos, de muy alto gramaje y máxima calidad, que ofrece un grano orgánico y una estabilidad única.
The society of the 21th century has created its own channels of harassment and discredit, being very effective accusing, prosecuting and stoning Neo-Heretics, people who become the target of criticism due to their sex, race, form or opinion, both on social media and in their background. Just as a piece of information, 7 out of 10 young people say they have suffered some type of harassment, which highlights the effectiveness of these channels and the cruelty of human nature. Nowadays, in the digital age, inquisitorial practices on the Internet have expanded using technology to inoculate the virus of hate and shame, using the protection of anonymity and using techniques such as cyberbullying or sexting. Anything serves to hunt the Neo-Heretic. The term «they have hanged a Sambenito» is now as valid as when it was put into practice by the Inquisition, this being a perpetual «digital Sambenito» on the Internet without the right to be forgotten.
In the 14th century, in the middle of the witch hunt, the «Inquisitors Manual» was written where the Blessed Sack was described for the first time, a tunic in the shape of a scapular on which flames and devils were painted for the most serious sins, or blades of San Andrés for the reconciled prisoners. These sacks were used to identify heretics and sinners and had to be carried by the convicted people in an atrocious journey as an act of faith, a performance of public derision that led the defendant sometimes to redemption but most times to the bonfire. Once the convicted was executed, the Blessed Sack was hung in churches to the disgrace of the penitent and those around him. The name derived from Sambenito, a word that is currently used to “mark” a person who is presumed vices, sins or simply because he is different or not liked by someone. Just a WhatsApp message or a Twitter post is enough to light the fuse. The Heretic Brush tries to reflect on the consequences of this Neo-Inquisition: loneliness, isolation, humiliation … a path to which the victims of social injustice are condemned. The different characters in the photographs are intervened with Chinese ink and / or acrylic as a metaphor for their stigma and the act of faith to which they are subjected. The title of the series refers to the marks used to segregate throughout history but also implies the Vandyke Brown technique, a photographic process that is carried out with a brush.
The process
Chemical copies are made in the laboratory with the Vandyke Brown technique, invented in the 19th century by Sir John Herschel, which uses ferric citrate together with silver nitrate and tartaric acid to sensitize the paper, providing images in ochre tones and brown. It is part of the Ferro-silver family of processes and for many years it was called Calitipia although at present they are two processes that are treated separately.
The technique
Using a Hake brush (Japanese goat hair brush stitched to wood), we spread the emulsion on the paper. After sensitization, negative and paper are superimposed and exposed to ultraviolet rays in an insolator, oxidizing iron and silver according to the density of the negative. This is known as contact copying. Once the copy is exposed, it is overlaped by immersing it in water and subsequently fixed using thiosulfate. Then washing the copy carefully and allowing it to dry. The result is a copy of great beauty, extraordinary detail and gradation, with ochre tones that blend with the grain of the watercolor paper, making each copy an original, something different in this digital age. The paper used is 100% cotton made in handmade mills, of extremely high grammage and the highest quality, which offers an organic grain and unique stability.